
Atardecer
_Bueno... ¿Y tú que haces aquí?_ dijo mirando a su lado donde un nińo no muy mayor que él estaba
_En realidad no sé; me sentí algo solo, supongo.
_¡Qué mal! Yo salí porque ya pasé como una semana sin salir de casa.
_¿Por qué? Bueno... pues en realidad no sé. Supongo que no tenia ganas.
_¡Rayos! Eso es mucho.
_No para mí.
_¡Oye! ¿Qué tal tú?_ dijo mirando a otro nińo
_No más mirando el atardecer, creo.
_Bueno... Supongo que eso es sufiencte para salir, ¿no?
_Sí
_Sip
_¿Alguno de ustedes tiene mascotas?
_No. Tenía un perro pero, murrió hace ya tiempo.
_¡Qué mal! Yo no tengo, pero sí quiero alguno.
_Yo tengo un gato.
_¡Oh! ¡Que padre! Pero a mí no me gustan los gatos.
_¡Qué mal! Pero te aseguro que mi gato es lo mejor de mi vida.
_Supongo que un gato es mejor que estar solo.
Ambos se quedaron sin responder.
¡Ey!, quizá puedas conseguir uno de esos pájaros que hablan, así no estarás solo.
_¿Un pájaro? ¿No son difíciles de manejar?
_Bueno... Supongo que sí.
_Eh... Yo quisiera uno de esos, pero mi gato no me dejaría.
_¡Claro!
_¿Quieren ir a comer o algo?
_¡Sí!
_¡Sip!
_Bueno.. ¡Vamos!