

Cuento de Navidad
Quiero relatar una historia de navidad que es diferente, es una historia en el bosque donde una pequeña ardilla perdió el camino de regreso a casa...
Solía ir cada víspera de navidad a buscar frambuesas para que su mamá pudiera preparar la cena, pero ese día estaba un poco distraída, y terminó en un lugar desconocido porque se distrajo con un conejito que conoció en el camino:
—¡Hola! ¿Quién eres? —preguntó el conejo que se llamaba Nieve.
—¡Qué susto! ¿De dónde saliste? —preguntó la ardilla realmente sorprendida.
—Oh ¡Lo siento!, no quería asustarte... ¿Te gustaría jugar conmigo? —dijo Nieve muy contento de conocer a un nuevo amigo.
—¡Claro!, mi nombre es Almendra ¿A qué podemos jugar?.
—Pues... Podemos jugar a las escondidas. Yo cuento y tú corres a esconderte —dijo Nieve, que era un experto en encontrar cualquier cosa.
—¡Muy bien! Comienza a contar... —dijo Almendra buscado rápidamente dónde esconderse.
Almendra encontró varios escondites: troncos de árboles viejos, madrigueras de castores, cuevas de osos y finalmente se escondió bajo unas ramas que cubrían un panal de abejas.
Estaba esperando a Nieve cuando escuchó el zumbido de las abejas y por curiosidad quiso tocar el panal, ni bien había tocado el panal cuando las abejas feroces la atacaron.
Almendra corrió lo mas rápido que pudo para salvarse de los piquetes de las abejas, cuando de pronto se dio cuenta de que no sabía dónde estaba.

Estaba realmente asustada y no tenia forma de llamar a su mama y se dio cuenta de que Nieve había perdido su rastro. Cuando más angustiada estaba de cómo regresar a casa, un colibrí se le acercó ofreciéndole su ayuda.
—¡Hola ardilla! ¿Estás perdida?.
—¡Hola colibrí! Sí, estoy perdida y no sé cómo regresar a casa con mi mamá.
—No te preocupes, ¡yo conozco todos los caminos! y creo saber de dónde vienes. Yo creo que eres hija de Doña Bellota. ¿Es así?
—Sí, exactamente ¡esa es mi mamá!
Y el colibrí guió a Almendra hasta su casa y le explicó a Doña Bellota que su hija había estado perdida. Doña Bellota abrazó con mucha felicidad a su pequeña ardilla y le pidió que tuviera mucho cuidado la próxima vez. Almendra estaba feliz de haber regresado a casa, pero estaba muy mortificada porque no logró traer las frambuesas para la cena navideña.

Pero... ¿Que iban a cenar esa noche? Doña Bellota le dijo que no importaba que no hubiera traído las frambuesas, pues lo realmente importante era que estuvieran juntas. Así que el colibrí les trajo una buena dotación de néctar de flores, y Doña Bellota y Almendrita lo invitaron a quedarse y pasar con ellas una hermosa noche de navidad.
Fin